La persecución de una mejora
del sistema de fabricación mediante la eliminación Del desperdicio, entendiendo
como desperdicio o despilfarro todas aquellas Acciones que no aportan valor al
producto y por las cuales el cliente no está Dispuesto a pagar. La producción
ajustada (también llamada Toyota Production System), puede
considerarse como un conjunto de herramientas que se desarrollaron en Japón
inspiradas en parte, en los principios de William Edwards Deming.
Como nota preliminar
debe comentarse que a lo largo del texto se utilizarán diversos
términos japoneses que se han aceptado en todo el mundo, y que actualmente,
estas palabras junto con otras como zen, kárate, samurái, taekwondo, geisha, sushi,
etc., forman parte del vocabulario universal. En el pasado estos términos
adoptados venían del mundo de la cultura, el arte, o la gastronomía, pero con
la atracción de las técnicas de producción japonesas por parte de todos los
países industrializados, las palabras de estas áreas se han difundido
ORIGENES DEL LEAN MANUFACTURING
El punto de partida de la
producción ajustada es la producción en masa. Durante la primera mitad del
siglo xx se contagió a todos los sectores la producción en masa, inventada y
desarrollada en el sector del automóvil. Es conocida la crisis del modelo de
producción en masa, que encontró en el fordismo y el taylorismo su máxima
expresión, pero dejó de ser viable, porque no solo significa
La
producción de objetos en grandes cantidades, sino todo un sistema de tecnologías, de mercados, economías de
escala y reglas rígidas que colisionan con la idea de flexibilidad que se impone en la
actualidad. Sin duda, el
logro histórico del taylorismo fue acabar con el control que el obrero ejercía
sobre el cómo hacer el trabajo y los tiempos de producción. En su lugar
se instaló la ley y la norma patronal, por la vía de la administración
científica del trabajo. En la lógica taylorista de la división del trabajo cada
fábrica, departamento o sección persigue su objetivo específico sin molestarse
en buscar prioritariamente la optimización del conjunto de la producción, que
es, sin embargo, el único enfoque inteligible por parte del cliente o del consumidor.
Crecen así los lotes de producción, se acumulan los stocks y el ciclo de
producción se alarga. Estos fenómenos amplificadores son la causa de que, en
una fábrica taylorista, el plazo de producción de, por ejemplo, el cuadro de
una bicicleta pueda llegar a ser de semanas, mientras que la suma de las
operaciones de mecanización, soldadura y pintura no llega a una hora.
Pero
tras el crack de 1929, Estados Unidos sufrió una crisis de sobreproducción,
manifestada en un sub consumo de masas frente a la capacidad productiva real de
la sociedad, lo que hizo necesaria la implementación de ajustes que dieron paso
al establecimiento del fordismo, que lograba generar un mercado para la
gran producción acumulada. En el fordismo, el control del trabajo viene
dado por las normas incorporadas al dispositivo automático de las máquinas, o
sea, el propio movimiento de las máquinas (caso de la cadena de montaje) dicta
la operación requerida y el tiempo asignado para su realización.
El
trabajo se simplifica al lograr la división del mismo, la fabricación de
productos estandarizados y en grandes series se convierte en la norma y el
resultado es una mayor producción y una aparente combinación de incremento de
la productividad y de los beneficios de intensidad en el trabajo.
Después
de la Segunda Guerra Mundial se produjo una gran expansión de las
organizaciones de producción en masa, en parte alentada por la política exterior norteamericana, que respondía a criterios puramente
economicistas de aumento
de la demanda agregada y la estabilidad de sus mercados. Esto generó gigantescas y
rígidas estructuras burocráticas. Sin embargo, a fines de los años 60 del siglo pasado el modelo empezó a
erosionarse, la productividad disminuyó y el capital fijo per cápita empezó
a crecer, lo que entrañó una disminución de
los niveles de rentabilidad. El modelo llegaba a su límite y era necesaria una adaptación.
Entre las innovaciones que incorpora el taylorismo a la organización del proceso
de trabajo se encuentran algunas salidas a la falta de flexibilidad de la estructura burocrática de la
producción en masa.
Ingenieros y directivos con
educación clásica europea y americana se resisten a admitir que la idea del lean
manufacturing es únicamente lo que Taiichi Ohno y sus discípulos
recopilaron y aplicaron en Toyota. Pero lo cierto es que esta filosofía
de trabajo nació justo en la mitad del siglo xx en la Toyota Motor Company, concretamente en la
sociedad textil del grupo.
Efectivamente,
a finales de 1949, un colapso de las ventas obligó a Toyota a despedir a una gran parte de la mano
de obra después de una larga huelga. En la
primavera de 1950, un joven ingeniero japonés, Eiji Toyoda, realizó un viaje de tres meses de duración a la planta
Rouge de Ford, en Detroit, y se dio cuenta de que el principal problema de un sistema de producción
son los despilfarros. Además,
era un sistema difícilmente aplicable en Japón en aquellos tiempos, por las siguientes razones:
• El
mercado japonés era bastante pequeño y exigía una amplia gama de distintos tipo de coches.
• Las
leyes laborales impuestas por los norteamericanos en el mercado de trabajo japonés impedían el despido
libre.
• La
Toyota y el resto de las empresas japonesas no disponían de capital para comprar tecnología occidental y
su volumen no permitía la reducción de
costes alcanzada por las compañías de EE UU.
Después de la crisis
del petróleo de 1973, se impuso en muchos sectores el nuevo sistema de
producción ajustada (lean manufacturing), de manera que empezó a
transformar la vida económica mundial por la difusión del toyotismo como
sustituto del fordismo y del taylorismo.
El propósito de la
nueva forma de trabajar es eliminar todos los elementos innecesarios en el área
de producción para alcanzar reducciones de costes, cumpliendo con los
requerimientos de los clientes.
Los japoneses se
concienciaron de la precariedad de su posición en el escenario económico
mundial; ya que desprovistos de materias primas energéticas, solo podían contar
con ellos mismos para sobrevivir y desarrollarse. Mientras en la industria
automovilística norteamericana se utilizaba un método de reducción de costes al
producir automóviles en cantidades constantemente crecientes y en una variedad
restringida de modelos, en Toyota se plantea la fabricación, a un buen precio,
de pequeños volúmenes de muchos modelos diferentes. El reto para los japoneses fue lograr
beneficios de productividad
sin aprovechar los recursos de las economías de escala y la estandarización taylorista
y fordiana.
La racionalización del
proceso de trabajo implicó, el principio de “fábrica mínima”, que
propugna la reducción de existencias, materiales, equipos, etc., y se complementa con el principio de “fábrica
flexible”, sustentada en la asignación
de
las operaciones de fabricación para lograr un flujo continuo y la respuesta rápida a la demanda. El modelo
toyotista sintéticamente se resume en los siguientes puntos:
1. Eliminación del
despilfarro y suministro Just-In-Time de los materiales.
2. La relación,
basada en la confianza y la transparencia, con los proveedores elegidos en función de su grado de
compromiso en la colaboración a largo plazo.
3. Una importante
participación de los empleados en decisiones relacionadas con la producción: parar
la producción, intervenir en tareas de mantenimiento preventivo, aportar
sugerencias de mejora, etc.
4. El objetivo de la calidad
total, es decir, eliminar los posibles defectos lo antes posible y en el
momento en que se detecten, incluyendo la implantación de elementos para certificar la calidad en cada
momento.
¿POR
QUÉ PRODUCCIÓN AJUSTADA?
Debido
a las grandes transformaciones de la economía, los clientes son cada vez más exigentes,
informados y conscientes del papel importante que juegan, porque son quienes valoran
el producto. Los cambios de hábitos, estilos de vida y preferencias han
transformado el panorama cultural, social y económico del mundo, obligando a
las empresas a ser más flexibles, adecuar los productos y servicio
Valor
añadido. Es una actividad que transforma
la materia prima o información para
satisfacer
las necesidades del cliente.
Despilfarro.
Actividades que consumen tiempo
, recursos y espacio, pero no contribuyen
a
satisfacer las necesidades del cliente
(no aportan valor al cliente).
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Ejemplo de Producción Lean Manufcturing (proceso esbelto)
Ing. Eduardo Domínguez |
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